No cabe duda que Dios ha puesto sus ojos en nuestra nación. El Espíritu Santo está por todas partes y en todos los rincones de nuestro país.No importa la distancia, en la montaña más alta y lejana; y en todos los valles, hay presencia de Dios por medio de Su pueblo, la Iglesia.
Por más de 30 años hemos escuchado la voz de Dios declarando Su propósito: “Guatemala, luz a las naciones…” Desde los más conservadores hasta los más neo-pentecostales están de acuerdo con esta verdad nacional.
Ahora bien, para que Guatemala cumpla su destino profético entre las naciones es imprescindible el envío y sostenimiento intencional, consciente y deliberado de obreros transculturales (misioneros).
Necesitamos Apóstoles misioneros que abran las puertas y la brecha en las naciones, muy especialmente en aquellos países de acceso restringido. En regiones del mundo donde hoy por hoy, Jesús no es predicado. (Rom.15:20)
Necesitamos Misioneros apostólicos que llenos del Espíritu Santo y con los dones activados prediquen y enseñen la Palabra de tal manera que los “gentiles” -los no alcanzados, vean la luz.
Necesitamos Pastores y Maestros para establecer en la fe a los nuevos creyentes que vienen de diferentes trasfondos y la Iglesia del Señor sea edificada en contextos musulmanes, budistas, hindúes, tribales, animistas, etc.
Necesitamos que la Iglesia de Guatemala sea una Iglesia “Glocal”, es decir, que toda iglesia tenga pasión local y visión global por las almas. Iglesias que no piensan en sus proyectos locales solamente.
Es verdad, los no alcanzados -los que nunca han escuchado el Evangelio, están muy lejos de nosotros pero, están muy cerca del corazón de Dios. Para nosotros, ellos solamente son estadísticas, números y cifras, pero para Dios son personas creadas a Su imagen; a quienes Él conoce por nombre.
Por un despertar misionero nacional,
Amilcar Cabrera
