Saturday, January 9, 2010

Liderazgo, visión y la gran comisión...

Por varios años hemos venido aprendiendo y creciendo en el tema del liderazgo; siendo hoy por hoy los eventos más concurridos en todo lugar. Con ello, todos hemos definido nuestra visión, hemos desarrollado nuestro perfil y la visión que cada uno se formula sirve de faro para guiar nuestro ministerio.


Al hacer una pausa y examinar la historia reciente he notado que el resultado de este oleaje queda entre nosotros mismos. Nuestras congregaciones crecen numéricamente, nuestros ministerios se hacen conocidos, y nuestro nombre aparece en tribunas importantes.

Sería sabio preguntarnos: ¿Cuál es la visión de Dios? ¿Qué es lo que Dios tiene en mente? ¿Qué es lo que hace palpitar el corazón de Dios?

Juan, el Apóstol amado, nos da la respuesta. Juan nos muestra la visión de Dios: "una gran multitud, la cual nadie podrá contar; gente de todo linaje, personas de todos los pueblos, razas y lenguas..." Apoc.5:9, 7:9

Hoy todos tenemos una visión, todos trabajamos por hacerla realidad y nos regocijamos con cada triunfo. Todos usamos, buscamos y generamos los recursos necesarios para alcanzar nuestro sueño. Movemos cielo y tierra y hasta nos atrevemos a “reclamar a Dios nuestras promesas”. Invertimos todo nuestro tiempo, toda nuestra energía, desatendemos nuestra familia, descuidamos nuestra salud y nuestra espiritualidad y todo lo que estimamos útil para avanzar nuestra visión lo utilizamos -y en algunos casos haciendo caso omiso de la procedencia de las recursos.

¿Y qué decir de la proclama apostólica y profética para cada nuevo año? Parece ser la moda evangélica del momento en el continente, estemos de acuerdo o no. Todas son loables y muy bíblicas, pero no he encontrado ninguna proclama que esté en línea con la visión de Dios o que se parezca a la proclama del Apóstol Pablo: "predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno." Rom.15:20; 2 Cor.10:16


Que el 2010 sea el inicio de una década en la que la Iglesia Latinoamericana se apasione con la visión de Dios y se entregue por completo a cumplir la gran comisión.


JavierAmilcar