Para que haya una verdadera transformación en Guatemala se necesita una revolución(despertar) espiritual en La Iglesia, empezando con el Pastor local y el liderazgo nacional. Todo el tiempo le hemos echado la culpa al gobierno pero como Iglesia no hemos tomado nuestra parte de la responsabilidad. Si lo natural es reflejo de lo espiritual y La Iglesia es quien vela por la vida espiritual de una nación ¿Por qué somos tan duros con los gobernantes y servidores públicos? ¿Por qué esperamos tanto de los gobernantes? Hacemos exactamente lo que muchos padres hacen con sus hijos y los colegios evangélicos. Esperan que los maestros y los colegios guíen espiritualmente a los hijos.
Encuentro tres razones por las que la sociedad Guatemalteca está llorando sangre con tantas muertes, delincuencia y corrupción: 1.- No oramos por el gobierno aun cuando el Apóstol Pablo nos dice: “exhorto ante todo…” 2.- No compartimos el Evangelio, no hacemos evangelismo personal. Hoy, las campañas evangelísticas se les califican de “pasadas de moda”. No hay entrenamiento en La Iglesia para que cada cristiano comparta su fe. Hoy ya no se reparten tratados entre los miembros de las iglesias para que los compartan con los perdidos. Hoy se reparten las entradas a los (costosos) eventos para ver/escuchar a una estrella cristiana moderna. 3.- No extendemos la mano al necesitado en nuestra comunidad, es decir, no ejercitamos los dones de misericordia. La excusa más común para no ayudar al necesitado es: ¿Para qué les vamos a llenar la pansa si se van a ir al infierno?
El Padre celestial no pensó así. Sabiendo que no iban a recibir a Su Hijo, sabiendo que lo iban a matar; aun así Lo envió. Dejemos las excusas por un lado. Levantémonos de este letargo espiritual. El tiempo es corto. Lo que tienes es suficiente para empezar.
Amilcar Cabrera
